miércoles, 2 de mayo de 2007

Frikismo borbónico


En esta vida hay muchos tipos de freaks/freakis/frikis y de diferentes escalafones, no hay que confundir a un otaku con un rolero, ni un rolero con un warhammero, ni un warhammero con un guitarrista, ni un guitarrista con un filatélico (los frikis son muy susceptibles y se molestan si se confunde su frikismo con otro diferente). Así mismo, hay frikis que están orgullosos de serlo y exhiben su condición sin ningún pudor en chapas, “No soy el típico freaki”, en camisetas, “Juego a rol y no he matado a nadie (todavía)”, o por su propio aspecto general; hay otros que intentan ocultar su condición tratando de pasar desapercibidos entre el espectro “normalizado” de la sociedad y que negarán su frikismo tantas veces como Pedro negó a su maestro, y hay otros que son tachados de ello sin más, como por ejemplo: los góticos. El frikismo abarca también una amplia gama, desde el clásico friki apasionado de la informática, con los bolis en la solapa de la camisa, sus gafas de culo de vaso y sus dados de diez caras en el bolsillo derecho del pantalón, - los freakis son muy supersticiosos y jamás lanzarán los dados con la mano izquierda, mano tendente a hacer pifias de manera continuada - hasta las marujas que se conocen todos los movimientos de los personajes del papel croché, uséase, de la prensa rosa. Porque no nos olvidemos está gente son verdaderos freakis de las vidas d otras personas.

Dentro de este último tipo de freakismo, que es el que trataré hoy, está el frikismo borbónico. El frikismo borbónico es ese halo friki que rodea todo y a todos los miembros de la familia real española. Tienen auténticas oleadas de admiradores y seguidores. De hecho las televisiones nos han bombardeado hasta la náusea con información acerca del nacimiento de la segunda hija de Felipe de Borbón para intentar saciar esa sed de frikismo semidestructivo de los freaks borbónicos.

Hace unos días leí en un periódico gratuito, gracias Dios por está prensa causante sin duda de mi inspiración, unas declaraciones de personas que estaban en los aledaños de la clínica Ruber Internacional esperando a ver el desfile de miembros reales, que no de otro tipo, que se produciría a raíz del nacimiento de la infanta Sofía. Entre las declaraciones de los allí presentes, ninguna tenía desperdicio y no eran desmerecedoras de entrar en las mejores alegorías del frikismo, había una que me llamó especialmente la atención: “Mi familia y yo somos de Santander, estábamos pasando unos días en Madrid aprovechando el puente, íbamos a volver por la mañana, pero al escuchar la noticia del nacimiento hemos decidido aplazar la vuelta hasta la tarde para estar aquí en la puerta”. La declaración se comenta por sí sola por lo que evitaré realizar cualquier mención de más a pesar de que se preste a chistes fáciles de diversa índole.

Este tipo de frikismo me resulta de los más curiosos, ya me resulta extraño un fanatismo exacerbado hacia otro ser humano, y más desde aquella premisa hobbesiana, o plautiana para los más duchos en filosofía, homo homini lupus est. Pero aún así admirar hasta el enloquecimiento a un cantante, un escritor, un futbolista, etc... tiene sus disculpas en cuanto tú crees que la actividad realizada por esa persona te colma de felicidad - ¡Cuán poderoso es el cerebro humano para creer que lo que hace un extraño nos proporciona felicidad! -. Sin embargo, admirar y seguir a alguien hasta los extremos de esa familia de Santander, por el simple hecho de haber nacido en regia cuna me parece cuanto menos de un elevado grado de estupidez. Es el colmo de los colmos hablando mal y pronto.

Profesar esa admiración por unas personas a las que estamos subvencionando con aproximadamente seis millones de euros anuales, para que en teoría nos representen, mientras se gastan el dinero en una de las mejores clínicas europeas me parece cuanto menos vergonzoso. Es cierto, que el Presidente de una hipotética república ganaría el mismo dinero y probablemente sería igual de alelado e insulso que Felipe de Borbón, - salvamos en este caso a Juan Carlos porque tuvo la lucidez necesaria como para echarse atrás en aquel 23F - incluso puede que fuera taimado y mentiroso, porque tiene la necesidad de ganarse ese cargo, y no como estos borbones que no tienen ningún tipo de honradez y su único mérito es nacer en la cuna adecuada.

Para los valencianos les recuerdo, en pie a mi anterior visita a casa de Sherlock, que el primer rey borbón fue Felipe V, el que nos quitó los fueros, y que a fecha de hoy Juan Carlos I aún no se ha molestado en devolverlos. Me diréis que él no fue responsable de aquello, pero sin embargo, si que se lleva el privilegio de reinar en España, de que España sea “su” reino, es decir su posesión patrimonial y legítima Deo Gratia, aunque en la Constitución ponga otra cosa, así que si se lleva los beneficios que también se lleve los desmanes que cometieron sus predecesores, y que la ley de Memoria histórica que plantea el PSOE que sirva también para otras cosas además de para desenterrar muertos, no de las fosas, sino de las mentes de las personas.

En resumidas cuentas yo creo que estos señores deberían ser todo lo honestos que no seríamos ninguno de nosotros y retirarse proclamando la III República, lo peor de todo es que se presentarían a las elecciones y las ganarían, así somos los españoles. Porque yo quiero tener la oportunidad de elegir a mi Jefe de Estado, y votaría por Carod-Rovira, no os escandalicéis todo tiene su razón de ser, si el koala aragonés, - siempre mantuve la teoría de que Carod es de la subespecie Homo sapiens koalus – dice que su Nación, su Estado, es Cataluña, ¿Cómo se sentiría siendo el Presidente de un país que no es el suyo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si Franco levantase la cabeza...